¿Recuerdas cuando, de niño, practicabas sin descanso alguna habilidad, una y otra vez, hasta que por fin lo conseguías? Montar en bicicleta sin ruedines, chutar un balón con fuerza, saltar diez saltos seguidos a la comba… La emoción de lograr un hito que antes nos parecía inalcanzable era muy intensa. Pues por lo visto, eso ya te ocurre cuando eres bebé, solo que no te acuerdas.
Llevamos un tiempo, una semana o diez días más o menos, en el que dormir a la niña por la noche vuelve a ser verdaderamente complicado. El motivo es que ha aprendido cosas nuevas: a sentarse estando tumbada, a ponerse a cuatro patas y a empezar a reptar con cierta habilidad (todavía no puede llamarse gatear) y a ponerse en pie apoyándose en algo: el cabecero de la cama, las paredes de la minicuna o sus padres haciéndose los dormidos. Y todas estas novedades hay que practicarlas sin descanso, por lo que no nos podemos dormir así como así como hasta ahora.
¡Qué nueva etapa tan agotadora! Este martes en particular fue terrorífico, metida en la cama desde las diez de la noche y no se durmió hasta las doce y media. Estando en la cuna o en la cama, su ansia de practicar era tan intensa que era imposible mantenerla tumbada, se levantaba una y otra vez, se sentaba, rodaba, se ponía de pie, y así durante más de dos horas. Estaba absolutamente agotada, restregándose los ojos, y aún así sacaba fuerzas de flaqueza para volver a levantarse. Vamos, espero que tenga tanto tesón cuando se trate de estudiar…
Al final la tuvo que dormir su padre… ¡en brazos! Menuda regresión… Nosotros, que estábamos tan contentos porque se dormía tumbadita en su cuna o en la cama (eso sí, siempre con nosotros al lado y acariciándola) y tener que volver a los brazos porque de otro modo no podíamos ni mantenerla tumbada diez segundos seguidos.
Una vez que por fin se duerme y agota del todo la pila parece que está tan cansada que coge el sueño profundo y pasa la noche con normalidad. Se despierta a veces para hacer tomas de pecho y sigue durmiendo (como siempre), pero alguna vez, aturdida, sí que he visto que se ha puesto a cuatro patas como sonámbula. Menos mal que ahí la vuelves a tumbar con suavidad y a frotarle un poquito la espalda y decide seguir durmiendo tan a gustito.
En fin, que llevamos un tiempo que nuestro descanso vuelve a ser de peor calidad… Supongo que esto no ha hecho más que empezar, porque a partir de ahora sus habilidades no harán más que crecer, y como todas las dé por practicarlas antes de ir a dormir, estamos apañaos’. ¡Pues nada, paciencia!
¿Y a vuestros bebés qué habilidades les dio por practicar a deshoras?
Un abrazo a todas.