Me encanta leer cosas sobre el desarrollo de los niños, su evolución motora, sus progresos en el vocabulario… Mi hija, en temas motores, no es que haya sido muy adelantada (casi todas las cosas físicas, como levantar la cabeza, girarse, gatear o andar las ha hecho más tarde en comparación con otros niños de su entorno) pero sí que es muy expresiva desde muy pequeña y ha hecho grandes esfuerzos por comunicarse.
Así que cuando leo ese tipo de cosas sobre desarrollo me suelo fijar más en el tema del lenguaje, supongo que también porque hablar (y escribir, especialmente) a mí me gusta bastante más que lo físico, con lo torpe que soy… Y leí que ahora, en torno a los 17 meses que tiene mi hija, llegan a una etapa que podemos llamar de las palabras-frase, es decir, palabras que para ellos tienen un significado mucho más amplio que una sola palabra, que según el contexto puede significar una cosa u otra (seguro que esto tenía un término específico, pero no lo recuerdo ahora mismo). Pues bien, creo que mi hija esto lo cumple muy claramente y que tiene una palabra-frase por excelencia. Es “agua”. Agua sirve para decir mil cosas, es un comodín estupendo, y lo gracioso es que nosotros la entendemos siempre que lo dice en función del contexto.
Por ejemplo:
Agua.
“Tengo sed” (la primera y más evidente)
Agua.
“Quiero bañarme”
Agua.
“Estoy viendo la piscina a través de la ventana”
Agua.
“Llueve”
Agua.
“Mójame el cepillo de dientes”
Agua.
“Lávame las manos que la tengo llenas de tierra”
Y seguro que me dejo algunas más y también otras palabras-frase que utiliza de forma cotidiana. Tengo pendiente hacer un estudio en profundidad de su vocabulario porque, como dije en la última entrada, lo cierto es que hay cosas que ha dicho o hecho que ya no recuerdo cuándo fue la primera vez que las dijo o las hizo (como llamarme mamá), así que el blog me sirve a modo de diario para poder recordar, el día de mañana, los progresos de mi pequeñaja. Y quién sabe, a lo mejor hasta ella lo puede llegar a leer cuando tenga su propia hija o hijo (si es que desea tenerlos) y comporar sus emociones con las mías.
Solo pensar que algún día su agua de ahora se convertirá en todas esas frases en las que yo lo traduzco me da un poco de vértigo, porque para entonces será una niña hecha y derecha.
¿Y vuestros peques? ¿Cumplen esta característica? ¿Qué palabra-frase usan cada día?
¡Un abrazo a todas!