Dentro de poco vamos a partir de viaje por algunos días, de modo que estoy ya inmersa en el estresante mundo del equipaje de mano (para no tener que facturar). Y digo estresante porque, en mi caso, siempre lo es. Me dedico a hacer listas de todo lo que hace falta y a repasarlas una y otra vez hasta la extenuación, primero para comprobar que no me he dejado nada por apuntar en la lista y luego para comprobar que no me he dejado nada de la lista fuera de la maleta. Así que ya veis, conmigo todo necesita una gran planificación, pero a su vez la planificación me causa muchísimos nervios (mi pareja dice que me pongo insoportable o exclama eso de: “Madre mía, cómo estamos hoy…”, y lo cierto es que tiene razón).
Así que, si antes era complicado viajar, imaginad ahora que tengo la paranoia de que, al estar embarazada, hacer el equipaje es más complicado. No es cierto, en realidad, ya que el proceso es el mismo. Pero en esta entrada compartiré con vosotras algunas cosas que considero imprescindibles a la hora de viajar con una barriga considerable (casi 7 meses en mi caso):
– La tarjeta sanitaria y los papeles de las revisiones ginecológicas y de control del embarazo que muestran que se trata de una gestación perfectamente normal, como la cartilla, los resultados de las analíticas…
– El certificado médico (sellado por el ginecólogo con su número de colegiado) que indique de cuánto tiempo estamos y que no hay ningún impedimento para subir en avión, por si la compañía aérea nos lo exigiera.
– El adaptador del cinturón de seguridad para el coche si vamos a alquilar uno (como es nuestro caso) o si vamos a ir en el vehículo de otros familiares.
– Ropa holgada y cómoda, adaptada a nuestra barriga.
– La crema antiestrías que nos estemos aplicando en cantidad suficiente para poder aplicarla mañana y noche o, si es posible, 3 veces al día (yo vengo aplicándola con esta frecuencia desde hace unos 10 días).
– Las direcciones de los hospitales o centros de salud más cercanos a la zona en la que nos vayamos a encontrar.
– Las vitaminas prenatales o complementos nutricionales que estemos tomando, en el caso de hacerlo.
– Botella de agua para permanecer adecuadamente hidratada durante todo el viaje, aunque recordemos que en el avión no nos dejan subir recipientes con líquidos de más de 100 mL.
– Algo de picoteo, aunque sea una barrita de cereales que se puede llevar fácilmente en el bolso, por si nos pega un hambre atroz o la necesidad imperiosa de meter algo al estómago.
– Zapatos anchos y cómodos por si se nos hinchan los pies durante el vuelo, del calor o del traqueteo de viajar (este es mi caso, por ejemplo, se me están hinchando muchísimo los pies).
¿Y vosotras qué opináis? ¿Creéis que me estoy dejando algo importante en esta lista o que más o menos lo he contemplado todo?
Y sin más que añadir me despido hasta dentro de unos días, porque esta semana no podré publicar una entrada diaria. ¡Un abrazo a todas y felices vacaciones!