Bueno, parece mentira, ya hace un año que, sabiendo que estaba embarazada, decidí empezar un blog sobre embarazo y maternidad. Mi primera entrada fue “Buscando a Semi desesperadamente”, porque al principio, cuando no sabíamos si era niño o niña, le llamábamos Semillita, que es lo que era, una cosita muy pequeña de unos pocos milímetros, recién sembrada, que latía dentro de mí. En esa primera entrada, os hablaba de que a nosotros no nos había resultado fácil conseguir un embarazo, sino que habíamos tenido que hacer muchos intentos hasta conseguir esto:
Así empecé esa entrada, el primer párrafo de este blog:
Qué risa, ¿no?, esas escenas de las películas en las que la protagonista sufre de pronto una minináusea mañanera y exclama, consternada, “¡Oh, no!”, como si tuviese una especie de predictor interno que le ha dado las dos rayitas rosa a nivel cerebral. Y es que ya se sabe, de una relación esporádica peliculera nace siempre un niño, y el más mínimo malestar es siempre un síntoma de embarazo consistente.
Y aquí estamos, un año después. Pasó el embarazo, pasó el parto, pasaron los duros inicios de la lactancia y de dormir poquísimo, y tenemos una pequeña de casi 5 meses que nos tiene robado el sentido y con la que cada día es una nueva aventura, a veces más cansada, y otras veces incomprensible e infinitamente bella. La belleza de acompañar y educar a un ser humano desde su infancia para que en el futuro sea un adulto pleno, el trabajo más importante del mundo.
¡Qué aniversario tan agradable!