Peligro por todas partes

Lo cierto es que siempre he sido bastante obsesiva con el tema de la seguridad. Que si llevar el cinturón correctamente abrochado (eso de “si solo vamos aquí al lado”  me pone de los nervios), que si encaramarse a los sitios para limpiar siempre usando una buena escalera, que si buscar las mejores sillas de coche para bebés según las comparativas antes de comprarla… Pues bien: no es suficiente. Un bebé es un ser activo durante un montón de horas al día, al que se le ocurren mil cosas que hacer, ninguna de ellas inofensiva. ¡Qué estrés!

Hará cosa de un mes se me cayó de cabeza desde la cama. Sí, a mí, a la “superseguridad”, a la “siempreprudente”. Y lo peor es que fue porque me descuidé. Como no se solía mover de encima de la cama, la ponía sentadita con juguetes y dos almohadas flanqueándola y me fui a coger una cosa a otra habitación. Cuando estaba volviendo por el pasillo oí un golpe muy fuerte seguido de un llanto desconsolado. ¡Se había caído! ¡En un segundo! No me lo podía creer… Menos mal que no estábamos las dos solas y que también estaba el papá de la criatura, porque encima yo reaccioné poniéndome también a llorar, y ya éramos dos llorando desconsoladamente. Ella porque se había hecho daño y yo porque me sentía culpable de que se hubiese hecho daño por un descuido mío. Le salió un buen bollo en ese momento, aunque por suerte se dio en plena frente que es lo más duro de la cabecita. Le pusimos hielo y la estuvimos vigilando y lo cierto es que la niña estaba normal, como siempre; también la despertamos cada dos o tres horas por la noche para comprobar que reaccionaba correctamente, así que no consideramos necesario llevarla a urgencias y, de hecho, al día siguiente ni siquiera se le notaba el chichón (¡es más dura que un roble!).

Pues bien, hoy me ha pasado otra, todavía más preocupante. Me pongo tensa solo de pensarlo. Tenemos una alfombra de letras en una habitación en la que tengo el ordenador, y así la niña está ahí jugando mientras yo la veo cuando trabajo en el ordenador. El problema es que ya empieza a reptar por ahí y se sale de la alfombra, buscando otras aventuras, como cableados, ruedas de sillas de oficina… Ha reptado en un segundo hasta una esquina y he oído cómo caía algo pequeño y sólido de su manita y rebotaba contra el parqué. Cuando he llegado hasta ella ya lo tenía en la boca (y eso que le cuesta todavía hacer la pinza). Y era… ¡un trozo de cristal! ¡Un fragmento de cristal roto del tamaño de la uña de mi dedo meñique dando vueltas por su boca en un instante! Todavía no doy crédito, ¿cómo ha llegado un fragmento de cristal a la esquina de una habitación en la que jamás se ha roto nada y muy alejada de la cocina (que es donde ocasionalmente se rompe algo)? ¿Cómo es que barriendo, pasando la mopa, fregando, ha pasado desapercibido y ha estado ahí justo esperando a que sea precisamente ella quien lo encuentre y lo intente ingerir? Creo que le he estado un buen rato metiendo el dedo por la boca hasta la garganta, rebuscando por todo para comprobar que no quedaba nada.

Al final todo ha quedado en un susto, ¡pero vaya susto! Y lo peor es que me doy perfecta cuenta de que esto no ha hecho más que comenzar… ¡Qué complicado es controlar 24 horas a una persona del todo inconsciente! Pero claro, qué se puede esperar de un ser capaz de comer cristales rotos…

¿Y a vosotros qué os ha pasado? ¿Qué trastadas han hecho vuestros pequeños que os han dejado con las piernas temblando?

Un abrazo a todos.

2 comments

  1. Inés says:

    No sabes lo identificada que me siento…mi bebé tiene ahora 9 meses y medio y es un peligro…si lo pongo en cualquier cuna ya ha aprendido a ponerse de pie y en la única que no hay peligro de que se salga es en una de viaje que tengo tipo parque en el comedor, en la hamaca tambien ha aprendido a salirse y aunque lo ate se sale por arriba y se escapa, tambien se me cayó un dia de la cama hace unos meses y por suerte no fue nada pero me sentí exactamente igual que tu…ayer no se como acabó un trozo de cartón en su boca y como me di cuenta de que hacia un movimiento raro con la boca le miré y lo tenía pegado en el paladar y se lo estaba intentando quitar el…
    A mi me tiene en vilo todo el día…o lo ato en el carro y me lo llevo detras o no se porque solo quiere estar donde esté yo…
    Un saludo!

    • Mamuchi says:

      ¡Hola Inés! Yo también me siento muy identificada con todo lo que cuentas, además nuestros bebés deben ser prácticamente de la misma edad, la mía cumple los 10 meses el día 7 de septiembre. ¡Es muy agobiante! Pero bueno la gente me dice que ahora es una edad de las peores y que luego mejora, aunque no sé yo cuando empiecen a andar y a ir a los enchufes y a intentar encaramarse a los sitios altos… ¡Qué estrés! Jajajaja, pero bueno, son así, moviditos, qué le vamos a hacer… Un abrazo grande.

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