La literatura es una de mis pasiones, y debo reconocer que, ni siquiera durante el embarazo, cuando se supone que tienes más tiempo (al menos si es tu primer hijo) leí cuanto hubiese deseado. A medida que a uno se le complica la vida cuesta más sacar tiempo para las aficiones y los placeres, al menos a mí me ocurre, porque soy poco organizada. Y sin embargo, aunque parezca sorprendente, he podido retomar la afición y leer muchísimo desde que nació mi bebé. El motivo es que la lactancia materna tiene la nada desdeñable ventaja frente a la lactancia artificial de dejarte una mano libre. Así de sencillo: la mano que otras personas usarían para embocar el biberón, tú la puedes usar para sostener un libro o para ir pasando páginas (o un ebook, como es mi caso).
Pecho y lectura: fotografía de Daniel Lobo en Flickr. Licencia CC
Y cuando tienes un bebé de esos que está muy pegadito a la teta los primeros meses, tienes tiempo de sobra para leer, lo cual a mí me ha hecho más llevadera una lactancia tan absorbente y hasta me ha servido de excusa: “Pues tendré que leer mientras le doy el pecho, total, como no puedo hacer otra cosa…”.
De hecho he leído incluso de madrugada porque al principio no me iba bien la posición tumbada para dar el pecho y me sentaba en la cama con el cojín de lactancia. Así que en estos 5 meses me he leído al menos 13 libros de estilos muy diversos (no suelo hacer ascos a ninguna lectura, aunque luego me guste más o menos lo leído). No es que sea demasiado, pero sí que es más de lo que estaba leyendo en los meses previos. Por ejemplo:
Un mundo feliz, de Aldous Huxley
Cita con la muerte y El caso de los anónimos, de Agatha Christie
Un regalo para toda la vida y Bésame mucho, del pediatra Carlos González (tengo pendiente reseñarlos, me encantaron).
Las uvas de la ira, de John Steinbeck
Factótum, de Charles Bukowski
Hamlet, de William Shakespeare
El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad
Bajo la misma estrella, de John Green
La colmena, de Camilo José Cela
A sangre fría, de Truman Capote
El club de la lucha, de Chuck Palahniuk
Así que ya veis, ¿quién dijo que ser madre de un bebé pequeño y darle el pecho no dejaba tiempo para la literatura?
2 comments