Qué risa, ¿no?, esas escenas de las películas en las que la protagonista sufre de pronto una minináusea mañanera y exclama, consternada, “¡Oh, no!”, como si tuviese una especie de predictor interno que le ha dado las dos rayitas rosa a nivel cerebral. Y es que ya se sabe, de una relación esporádica peliculera nace siempre un niño, y el más mínimo malestar es siempre un síntoma de embarazo consistente.
Con todas estas ideas metidas en tu cabeza es cuando te toca ponerte a ti en materia para traer un bebé al mundo. Y así, venga una vez, y otra, y otra… y el embarazo parece no llegar nunca. Ahí es cuando te das cuenta de una serie de cosas sobre el argumento:
- La protagonista de la película justamente estaba ovulando o muy próxima a ovular cuando casualmente tuvo esa relación esporádica.
- Debió de permanecer al menos media hora tumbada después de hacerlo, boca arriba o con la cadera ligeramente subida, esperando a que el semen alcanzara pacientemente el cuello del útero y se encontrara felizmente con un óvulo presto a ser fecundado.
- Con todo esto a su favor, además, tuvo la fortuna de cumplir el 20% de probabilidad que se tiene de fecundación efectiva en cada ciclo.
- Tampoco tuvo ninguna ansiedad por si era que sí o que no, pues antes incluso del primer día de falta de la menstruación, más o menos a la media hora de la fecundación, ya tiene un letrero luminoso en la frente con un listado de síntomas de libro que indican que está embarazadísima.
Pero lo cierto es que, en mi caso al menos, quedarme embarazada no me ha resultado sencillo, ni mucho menos, y en algunos momentos ha sido frustrante. Aunque me gustaría que el adverbio del título no fuese “desesperadamente” sino otro más amable, como “relajadamente”, por ejemplo, no ha sido así. Con cada nuevo ciclo infructuoso una alarma se encendía en mi interior y me bombardeaba con todas esas preguntas que nadie quiere formularse: ¿acaso tenemos un problema de fertilidad? ¿Podré quedarme embarazada?
Mi pareja y yo decidimos dejar de utilizar protección en nuestras relaciones en noviembre de 2013. Mis ciclos son de 26 días y siempre he sido regular en mi menstruación, día arriba día abajo, pero desde que empezamos a intentarlo, no sé si por los nervios o por qué, mi cuerpo se desbarató bastante. Se alternaban ciclos muy largos con ciclos muy cortos, e incluso me salió un bultito en un pecho que nos hizo parar un par de meses por recomendación de la matrona hasta que por fin una ecografía descartó que se tratase de algo preocupante.
Como veis, si estáis en la misma situación, parece que es algo habitual y que lograr un embarazo no es tan sencillo, pero… ¡el que la sigue la consigue! Mi consejo es que no desesperéis en el intento y que disfrutéis de vuestra pareja al máximo (suena a consejo de libro autoayuda o algo así, pero es la verdad, al fin y al cabo). Nosotros, por fin, ¡estamos embarazados! El lunes pasado, día 16 de marzo, fuimos a la consulta de ginecología después de obtener dos pruebas de embarazo caseras positivas:
Y la ginecóloga nos confirmó que estoy embarazada de 6 semanas. Ahí está mi Semillita, dentro de mí, midiendo 4 milímetros y con un corazón que ya late. ¡Increíble! Solo de pensarlo me da por llorar, estoy sensible, ¡eso sí que es un síntoma! Un corazoncito que late ya para dar lugar a una nueva vida…
Ecografía de 6 semanas contando desde la fecha de la última menstruación, el 3 de febrero de 2015
Así que ya veis, con esta entrada inauguro este blog en el que deseo compartir con vosotras mis sensaciones, mis dudas, mis miedos y todos esos interrogantes que me invanden desde que confirmamos la noticia chocante y estupenda de que lo hemos conseguido. Parece que, al fin, y con muchas escenas más, mi película se está haciendo realidad.
¿Cuál ha sido vuestra experiencia? ¿Os ha resultado difícil conseguir el embarazo, aún no lo habéis logrado o sois de esas afortunadas que lo han logrado muy rápido? Estoy deseando compartir experiencias. ¡Mil gracias a todas!
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