Las que hayáis tenido en alguna ocasión infección de orina (¡qué horror!) ya sabréis lo que se siente: tienes ganas de hacer pipí todo el tiempo, vas al baño corriendo, como si fueses a hacértelo encima, ¡y salen dos gotas! Por suerte esto es un caso extremo y no es así del todo como me siento ahora; por supuesto, no siento dolor ni escozor al orinar (menos mal) pero sí que siento ganas de ir al baño cada dos por tres. Mínimo, una vez cada hora, y muchas veces para no soltar más que unas cuantas gotitas (perdonad los detalles, pero es que es así, ¡tal cual!).
Así que creo que mi Semillita, que cada vez está más crecida, se está echando la siesta encima de mi vejiga de la orina o bien la está usando para darle algún que otro puñetazo o patada para salir al exterior bien entrenada (con esa formita que tiene de pera de boxeo) y la está dejando de un tamaño tan ridículo que me tiene todo el rato retrete arriba retrete abajo.
Sección de la pelvis femenina procedente del libro de Henry Gray de 1918 “Anatomy of the human body” (Dominio público). Como podéis ver, el útero y la vejiga (bladder) están considerablemente cerca, quedando la pobre vejiguita justo debajo y preparada para ser bien presionada por nuestro bebé en crecimiento.
Y cuando esto te ocurre delante de la gente, es inevitable que alguien pregunte eso tan irritante de… “¿Pero de verdad no te puedes aguantar?”. Pues no, señores, no me puedo aguantar, tengo que ir al baño urgentemente porque mis dos gotitas necesitan ser libres para llegar al mar. ¡Y es lo que hay!
¿Y vosotras qué tal esto de ir al baño cada dos por tres? ¿A partir de qué momento sentisteis vosotras este mismo síntoma? ¿Desde el principio o más bien llegado el tercer trimestre?