Bebés y pantallas: ¿sí o no?

Pantallas no: en teoría

Bueno, voy a responder a la pregunta del título en primer lugar de forma teórica: rotundamente NO. No creo que los bebés tengan que ver la televisión en absoluto, nada, ni media horita al día. Creo que no deben verla hasta que se acerquen a los tres añitos, cuando ya puedan empezar a entender argumentos sencillos y podamos ver con ellos algunos capítulos para comentarlos juntos, para convertir el ver dibujos en un entretenimiento en familia más y no en un entretenimiento solitario que aísla al niño de nosotros, ni en una forma de dejarlo en plan zombie y que deje de molestar.

En más de una ocasión hemos ido con nuestra hija a un restaurante y en otras mesas ha habido bebés de su edad, muy inferior a los dos años, a los que les han enchufado una tableta con dibujos desde que se sientan hasta que se van; si son dos horas, pues dos horas; ni siquiera le han dado al niño la oportunidad de empezar a ponerse insoportable para enchufarle los dibujos, sino que directamente se los ponen para prevenir que se comporte como un niño. Y el bebé ahí, como atontado, sin comer en familia, sin probar los alimentos que traen a la mesa, sin escuchar las conversaciones de los adultos… solo con la mirada fija en la pantalla. (Pero eso sí, cuando lo hagan de adolescentes, se les tachará de maleducados y de que “con tanta tecnología no me escuchas cuando te hablo”). Cuando llevamos a mi hija a un restaurante, a veces se porta bien y otras veces no tanto. Lo normal es que se canse a los quince o veinte minutos y que alguien tenga que levantarse y pasearla un poco para que vea cosas nuevas, para que observe a otros niños, darle algo de nuestra comida para que la pruebe y se ponga perdida… Hemos desarrollado un método: normalmente la tenemos en brazos hasta que llega la comida, momento en el que la sentamos en la trona o en el carro y suele aguantar más o menos bien mientras comemos (los quince o veinte minutos que os decía). Y alguna vez no ha ido bien y nos ha fastidiado la comida a los dos. Pero bueno, forma parte de cuidarla, si un día está un poco inquieta otro día se portará mejor.

¿Creéis que soy una exagerada? Todo consiste en estar bien informado; no es cuestión de opinión, sino de evidencia. Yo no opino que las pantallas son malas (no estoy cualificada para ello) sino que me he convencido con datos de que las pantallas son malas. Existen estudios que muestran que exponer a pantallas a los bebés tiene consecuencias negativas para ellos. Os recomiendo leer el enlace, está muy bien explicado y fundamentado y es muy extenso. Cada vez que comento esto, que hay estudios que indican que es malo para la niña, la mayoría de miembros de mi familia me mira como a un bicho raro. Al principio pasaban de mí y seguían con la televisión puesta constantemente aunque estuviese la niña de visita; poco a poco va calando la idea de que no es positivo para ella. Se han dado cuenta de que a veces se queda mirando la pantalla tan ensimismada que ni siquiera escucha lo que se le dice ni se fija en nada más, perdiendo oportunidades de interaccionar con las personas, o con los juguetes… Y también va calando el hecho más importante aún de que, para estar en una casa en la que el entretenimiento de la niña será ver la televisión durante un par de horas, pues nos quedamos en nuestra casa jugando con sus juguetes en la alfombra o salimos a pasear, ¿no? En nuestras manos (en los padres) está la oportunidad de hacer que nuestros hijos pasen tiempo de la mejor forma posible, aprendiendo.

Si os parece que soy rotunda con el tema, mirad cuáles son las recomendaciones de la AAP (Academia Americana de Pediatría):

“Evitar TOTALMENTE la exposición a pantallas antes de los dos años de edad”.

Toma ya, como si la televisión, el móvil o el ordenador no existieran. Y cuando digo “como si no existieran” no solo es que no estén viendo los dibujos que les pongamos específicamente a ellos, sino que tampoco esté puesta de fondo mientras el niño está jugando a otras cosas. Hay mucha gente que tiene la televisión permanentemente puesta, siempre de fondo, como una costumbre, dicen que les hace compañía. La verdad es que yo no me cuento en ese grupo y supongo que por eso me resulta más fácil ceñirme a estas recomendaciones la mayor parte del tiempo. Yo suelo tener de fondo música, la radio o nada de nada, y solo enciendo la televisión para ver algo concreto en el momento en el que lo voy a ver y, cuando se acaba, la apago y santas pascuas.

Televisión a ratos: en la práctica

Antes he respondido a la pregunta del título de la forma teórica. En este otro punto os respondo desde un punto de vista más práctico. ¿Ve mi hija la televisión? La verdad es que sí, ve la televisión. Yo paso bastantes horas al día a solas con ella y es una niña de alta demanda. No puedo dejarla sola ni cinco minutos, todo el rato me reclama, necesita mi compañía, mi atención, que juegue con ella, incluso que la coja en brazos la mayor parte del tiempo. Esto hace que resulte muy complicado estar con ella durante 3 ó 4 horas a solas sin salir a pasear (porque necesite trabajar en el ordenador y me sea imposible sacarla a dar un paseo, porque esté lloviendo o haga mucho viento…), hay que buscar entretenimiento constante y llega un momento que se cansa de estar en casa todo el rato sin ver cosas nuevas. En esos momentos, especialmente si yo tengo que preparar algo de trabajo y no hay forma humana de que me deje hacerlo, le pongo un rato la televisión porque puede estar sin pestañear sentada en su hamaquita durante al menos veinte minutos, sin reclamarme en absoluto. Así que siento que la pongo a ver televisión de la peor forma posible, de la que la teoría dice que es la peor: dejarla ver la televisión sola, utilizando la tecnología como niñera en lugar de ver con ella el programa y comentarlo para que sea algo en familia.

Por eso, para descargar un poco mi conciencia intento que vea cosas lo más educativas posible, especialmente le pongo Babyeinstein. Ya se ha demostrado que no hacen a tu hijo más inteligente ni nada por el estilo (aunque cuando salieron inicialmente parece ser que lo promocionaban así) pero le entretienen mucho y son bastantes inocentes: salen muñequitos, marionetas jugando, formas, bebés y mucha música clásica. Además, tengo una amiga cuya forma de educar y criar a sus hijos me encanta y me ha comentado que ella le ponía estos dibujos a sus hijos, así que no veo que vayan a hacerle daño… Lo que no le dejo nunca son las tabletas ni los teléfonos móviles, básicamente porque tampoco creo que sean muy buenos para la vista en desarrollo de un bebé.

Y con esto me conformo en la práctica, aunque se aleje de la teoría perfecta. Le pongo dibujos de vez en cuando para tener algo de tiempo para hacer otras cosas, y me siento un poco mal, pero intento decirme a mí misma que no pasa nada, que el resto del tiempo está conmigo y que eso es lo más importante. Lo que sí intento es limitar al máximo esa exposición. Por ejemplo, cuando yo tengo cosas que hacer en casa y ella está tranquila, va peregrinando conmigo por casa: si tengo que tender la ropa, la saco conmigo a la terraza sentada en su hamaca, o la dejo en el pasillo que me vea mientras limpio el baño, o la siento en la trona con juguetes en la cocina mientras estoy haciendo algo ahí… En fin, intento, dentro de lo que cabe, ser lo más racional posible y no rendirme a la comodidad de la televisión como niñera a la primera de cambio.

¿Qué pensáis vosotros de lo que nos comentan en el artículo que os enlazo? ¿Sois radicales con el tema de las pantallas y la televisión o le habéis dejado ver televisión desde temprano?

3 comments

  1. Ana says:

    Con leerte me identifique mucho contigo. Yo también tengo tu manera de ver las cosas con respecto a la televisión. Si bien no me gusta tenerla como ayuda de niñera recurro a ella en momentos en los que de veras necesito hacer cosas del trabajo aunque te comento que he intentado también con la música y algún juguete estando ella sentadita y al parecer también ha funcionado aunque no con el mismo tiempo.
    Saludos.

    • Mamuchi says:

      ¡Hola Ana! Efectivamente el tiempo que puede pasar viendo la tele sin “dar la lata” es mucho mayor que el tiempo que pasa sentadita con un juguete, al menos en el caso de mi hija, que es un terremoto… No creo que pase nada por recurrir puntualmente a la televisión siempre y cuando hagamos una criba previa de los contenidos, pero la comodidad de la televisión es tan grande que hay que hacer un esfuerzo por no caer en la tentación de tener a las peques demasiado tiempo. Un abrazo.

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