Como llevo cierto tiempo sin tener tiempo de escribir regularmente, me he dado cuenta de que hay muchas cosas de la evolución de mi hija que en cierto modo me estoy perdiendo, o más bien estoy perdiendo el seguimiento de esa evolución para el futuro. Me resulta complicado, ahora mismo, decir cuándo dijo papá o mamá por primera vez o cuándo fue la primera vez que se llevó ella sola una cucharada de algo a la boca y acertó, por poner un par de ejemplos. Así que he pensado que tengo que hacer un esfuerzo por escribir entradas en las que comente algunos puntos que me llaman la atención de su evolución y de su aprendizaje, que son constantes. Es algo así como un diario online, porque después me servirán para recordar cuándo hizo esto o aquello.
Espero que a vosotros también os sirvan estas entradas si estáis buscando información sobre qué hacen los bebés de 20 meses más allá de lo que indican los artículos enlatados de las páginas de bebés y maternidad, para tener un ejemplo real. Yo soy muy aficionada a leer esas cosas del tipo Evolución del bebé mes a mes, pero al final no me aportan nada, siento que esas entradas suelen ser casi un copiar-pegar las unas de las otras, y son tan exageradas que a veces piensas: “¿De verdad mi hija debería hacer todo esto?”. Además son de una rigidez impresionante, del tipo: “Los bebés de 20 meses tienen un vocabulario de 100 palabras y aprenden dos palabras nuevas al día”. Y ya me veis a mí apuntando en un listado las palabras que mi hija maneja, hasta que me digo que ya está bien de tanta tontería y que por qué estoy dedicando mi tiempo a semejante chorrada.
Así que no, no voy a hacer un listado de las palabras que dice, pero sí que voy a intentar plasmar otros hitos de su desarrollo.
Y esta semana ha hecho algo que me parece una evolución de lo más importante a nivel psicológico: ha empezado a distinguir entre contento y triste.
Bueno, realmente creo que lo distingue desde hace muchísimo más, creo que incluso ya distinguen nuestras emociones antes del año (si les miramos con cara de enfado, puede que rompan a llorar), pero lo que ha aprendido ahora es a poder expresarlo. Ahora puede usar ambas palabras, pronunciadas más bien como “cotetto/a” y “titte”, pero con total claridad. Le pones cara triste y le preguntas: “¿Cómo estoy, triste o contenta?” y lo sabe responder perfectamente. También le puedes preguntar: “¿Cómo estás, triste o contenta?”, y también te responde (siempre contenta, afortunadamente, aunque creo que cuando está triste o enfadada no perdemos el tiempo en preguntárselo :’D).
En fin, la verdad es que impresiona lo rápido que evolucionan cuando pasan de los 18 meses. Dicen que son bebés hasta los tres años, pero la verdad es que ahora me empieza a parecer más niña que bebé, su forma de interpretar las cosas, de razonar, de intentar expresar todo lo que piensa, el modo en el que empieza a jugar sola a ratos, inventando ya que un trozo de pan es un tren o que una cuchara es un avión… (y no, nunca le hemos hecho el avioncito para llevarle la cuchara a la boca). Sorprendente.
La semana que viene os hablaré del tema de aprender los números y los colores, que también los estamos trabajando bastante (os adelanto que no se los sabe, ¿eh? Es muy pequeña. Solo os comentaré cómo lo trabajamos y cómo llevamos el aprendizaje que, aunque lentamente, evoluciona mucho).
¡Un abrazo a todos!