Conexión mamás

Ayer leí esta noticia sobre le rescate de una madre y de su bebé en Murcia.

Como este bebé tiene 6 meses y la mía tiene 7, no pude evitar ponerme en la piel de la madre y hala, me dio por llorar. Solo de pensar en la situación, en la panzá’ llorar que se pegaría después cuando por fin llegó la policía… Pues yo no podía dejar de soltar las lagrimillas. De hecho, ahora lo estoy escribiendo, ¡y estoy llorando! Por lo visto el canapé le partió el brazo y se lo atrapó, y ella no podía ir a quitar a su bebé de al lado de la ventana, donde le estaba incidiendo el sol de lleno. Supongo que pensó mil cosas malas: que si quemaduras solares, que si deshidratación, que si golpe de calor… Le debía doler más no poder correr a por su bebé que su brazo partido, no me cabe duda. Esto pone en la noticia: “se escuchaban gritos de auxilio de una mujer que pedía ayuda para su bebé que se encontraba en peligro”. Por suerte los rescataron y el bebé estaba en buen estado.

Es cierto que siempre he sido una persona hipersensible; me pongo mucho en la piel de los otros y mucho con el sufrimiento de los demás. Las noticias trágicas me impactan muchísimo y les puedo estar dando vueltas durante días, aunque no conozca de nada a los implicados. Pero desde que soy madre siento que, en cierto modo, ha ido a más. Siento una conexión fuerte con las otras madres, esa certeza de que algo nos une y que nos comprendemos las unas a las otras. Es como estar en una nueva región mental que antes me estaba velada y que es más colectiva que individual. Ahora, cuando veo un suceso en las noticias, pienso que la víctima tiene una madre y sufro por ella, o que tiene hijos, y sufro por ellos. En fin, no es que me vaya el rollo este de las madres dóciles y abnegadas que sufren sin cesar, ¿eh?, nada más lejos, pero es algo grande esto de ser madre y todas lo sabemos, y ese conocimiento nos une con un hilo invisible de empatía maternal.

Un abrazo a todas.

 

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