Por lo visto me ha dado por los paisajes y por los fenómenos meteorológicos, porque la decoración que hemos elegido finalmente para las paredes del dormitorio de Semillita tiene de ambas cosas. En dos de las paredes hemos hecho unas montañas grises con un poquito de nieve en la cumbre, bajo un cielo rosa y, sobre estas mismas montañas, una en cada pared, dos nubes que a su vez son una balda para poner peluches y otras cositas del dormitorio. En otra pared no irá nada porque es donde está el armario, y la cuarta pared, donde irá la cuna, es totalmente gris y tenemos intención de pegar estrellitas de color plata de vinilo de distintos tamaños que estamos esperando recibir, de modo que editaré la entrada cuando lo tengamos listo. Así tendremos dos zonas, una zona de día, donde jugar, y una zona de noche, donde dormir.
En el proceso he hecho algunas fotos, aunque debo decir que, imagino que por cuestión de la luz o que hacer fotos con el teléfono móvil no es lo más profesional, no se ve tan bonito como en la realidad (lo prometo, no es por tirarnos flores jajaja). Aún así, espero que os sirva para haceros una idea de lo que hemos hecho y cómo, por si os animáis vosotros también a dibujarle montañitas a vuestro futuro bebé en su cuarto ya que no resulta muy complicado.
A continuación explico nuestro proceso.
Para dibujar las montañas, en primer lugar pintamos toda la pared de un único color (rosa) encima del blanco previo. Después hicimos la forma de montañas que queríamos con cinta de carrocero, sin medir demasiado, más bien a ojo para que no quedaran simétricas sino desiguales. La cinta hay que pegarla muy a conciencia, apretando bastante, para que no se quede levantada y se filtre pintura. Por ello hay que esperar para pegarla a que la pintura de debajo esté totalmente seca; si no estamos seguros, es mejor esperar unas horas más que precipitarse porque al arrancar la cinta se llevaría pintura con ella. Con la forma de las montañas hecha pintamos toda la parte inferior de color gris.
Cuando esto también se ha secado por completo, otra vez con cinta, marcamos la nieve de la cima de las montañas, también sin medir, solo de forma aproximada:
Y pintamos de blanco el hueco. En este caso tuve que dar tres capas de blanco porque se seguía viendo el gris de debajo.
Cuando esté todo seco podemos quitar las cintas y observar el efecto final:
Como veis, nosotros hemos puesto otra línea de un color rosa más oscuro separando el cielo de las montañas. Esto también se puede hacer en un paso posterior poniendo cinta de carrocero paralela a la línea inicial.
Y después de tener las montañas listas, con la inestimable ayuda de su futura madrina, también nos hemos embarcado en la aventura de dibujar unas nubes por encima de las montañas. Esto es lo que queríamos conseguir, aproximadamente:
Para ello hemos comprado unas baldas blancas lisas de 60 centímetros de ancho (nos han costado baratas, unos 12 euros cada una) y hemos imitado a mano alzada el patrón de nube de la imagen anterior. Una vez marcada en la pared la altura exacta a la que queríamos colocar las baldas, utilizando un nivel para asegurarnos de que quedaran rectas, dibujamos las nubes sobre la propia pared con un lápiz suave de 0,3 mm de grosor. Una vez dibujadas las repasamos con pintura blanca por el borde (tapando bien el lápiz) con un pincel fino. No importa que de abajo nos queden rectas porque la balda tapará la parte inferior:
Así es como se ve una de ellas una vez rellena con una primera capa de blanco:
Y así es como han quedado una vez con las baldas puestas y con las montañas completas:
¿Qué os parece? Yo he quedado contenta con el resultado, queda muy coqueto… Es muy bebé y un poco cursi, sí, pero ahora elegimos nosotros ya que ella no puede hacerlo y esto es lo que nos hace ilusión, y supongo que tampoco queda tanto para que quiera inundar la habitación con Minies, Princesas, Hello Kities o Monster High si no podemos evitarlo (¡¡horror!!).
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