Consejos de tu matrona: una guía muy completa para embarazadas

Navegando por ahí llegué ayer a una guía bastante completa sobre consejos de la matrona, desde la preconcepción hasta el postparto. Aún no me la he podido leer completa porque es bastante larga, unas 160 páginas, pero sí que la he estado hojeando. Podéis descargarla aquí. Este es el índice completo de contenidos:

Índice: consejos de tu matrona

Como veis la guía da para muchísimos análisis y comentarios, aunque yo me voy a centrar en los cambios físicos porque me ha llamado muchísimo la atención. Es increíble que las mujeres, y en general todos los mamíferos hembra, estemos preparadas para semejantes cambios en nuestro organismo de la forma más natural. Nuestro cuerpo cambia una barbaridad y, sin embargo, está perfectamente preparado para ello: cambia de estado y luego vuelve a la normalidad, y así tantas veces como sea necesario a lo largo de nuestra vida. ¡La naturaleza es una pasada!

Cambios físicos que se producen durante el embarazo

Indica la guía que nuestro útero aumenta su capacidad de 500 a 1000 veces y que pasa de pesar 60 gramos a pesar más de 1000 al finalizar el embarazo. Además se forma el tapón mucoso, un recubrimiento del cuello del útero que protege al feto de cualquier intrusión bacteriana o extraña que lo pueda dañar y que no se expulsa hasta el final. Crecen muchos los pechos en preparación para la lactancia y los pezones son más eréctiles; de hecho, yo tengo la sensación de que siempre se encuentran así, erectos, y que duelen bastante, y eso que solo estoy de 9-10 semanas. Imagino que irá a más, muy a más.

Pero por si todo esto fuera poco, no solo cambia nuestro aparato reproductor. Cambia el cuerpo completo, todos nuestros sistemas, y yo doy fe de ello en el cansancio y lo cuesta arriba que se me hace todo ahora. Imagino que ese cansancio debe tener que ver con el aparato circulatorio, que necesita muchísimo más oxígeno para satisfacer las necesidades del organismo y, por tanto, se cansa más (cuando hacemos ejercicio nos cansamos más cuanto mayor es el consumo de oxígeno requerido, y si hay un desajuste entre el oxígeno que respiramos y el requerido, aparecen las agujetas). A medida que la barriga progresa las costillas se van ensanchando, y ya no podemos respirar con el abdomen, sino con la caja torácica; esto hace, también, que se eleve el diafragma y que el corazón se nos desplace hacia la izquierda y hacia arriba. Como además el volumen de sangre aumenta podemos tener anemia fisiológica (al haber aumentado el volumen de sangre, disminuye la concentración de hierro en la misma) y hay tendencia a que se acumulen líquidos en las articulaciones inferiores (madre mía, con mi circulación pésima es lo que me falta, ¡que empeore!) y que baje la tensión arterial por presión del útero sobre la vena cava inferior. ¡Ahí ese nada!

También le temo bastante al tema del aparato digestivo. Sí es cierto que he tenido náuseas y vómitos, pero que no han sido todos los días y que por ahora parecen medianamente controlados. Sin embargo tengo muchísima acidez y un asco horrible a determinados olores y sabores (¡¡puaj!!). La acidez aumenta el pH de la boca y puede hacer que sea más fácil tener una caries; esto me aterra, porque ya me han matado dos nervios y es terrorífico incluso tomando analgésicos y antiinflamatorios como si no hubiera mañana (¡hasta he llorado de dolor, vaya!). No quiero ni pensar lo que puede ser tener un problema dental doloroso sin poder tomar apenas un paracetamol de vez en cuando, ¡tocaré madera extremando mi higiene dental! Además, por lo que parece, cuando el útero aumente aún más su tamaño me esperan digestiones lentas y pesadas, habrá que comer cosas ligeritas.

Y luego está lo de la poliaquiuria, ¿que qué es eso? ¡Pues esas ganas irrefrenables de hacer pipí! ¡Menudo nombrecito!

En cuanto a la piel, aumenta la pigmentación de determinadas zonas, como el pezón o la línea alba, e incluso en los pómulos. También se pueden formar estrías (como hablamos en esta entrada) y puede ser que las glándulas sebáceas y sudoríparas aumenten su secreción, vamos, que nos brilla la cara por la grasa y encima sudamos más, ¡qué sexy!

Otra cosa muy sexy es la curvatura de la espalda y de las piernas para poder soportar el peso de la barriga y la “marcha de pato”. Aún no he llegado a eso, de hecho casi ni se me nota la barriga, pero no creo que me libre, como mínimo, de un poco de ciática.

En fin, la verdad es que cuando uno lee todos los cambios que se producen en su organismo se asusta un poco, ¿no? Y eso que la guía indica claramente lo mismo que me dijo la ginecóloga y que por supuesto comparto: “El embarazo no es una enfermedad. Es un hecho o estado fisiológico, para el cual, todos los mamíferos hembras, estamos perfectamente preparados.”. Aún así te tira un poco de espaldas, para qué nos vamos a engañar. Pero pensad una cosa: todo esto lo hacemos por nuestro bebé y su salud. ¡Vale la pena!

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