Hace poco escribí una entrada sobre el uso de medicamentos durante la lactancia materna, y os comenté que una madre lactante no era, ni mucho menos, como una embarazada. Una madre lactante puede dar el pecho de forma compatible con una gran cantidad de medicamentos, como así se muestra en la página web e-lactancia.org. Sin embargo, esto no significa que no haya medicamentos contraindicados para los cuales haya que buscar una alternativa terapéutica o, directamente, contraindicar la lactancia si no existe otra alternativa. Son contados los casos en los que esto es así imagino, pero tristemente están ahí.

Y también existe la posibilidad de que otras sustancias que tal vez ni nos planteamos que puedan ser nocivas resultan serlo. Yo suelo asociar el término medicamento a algo que ingerimos: una pastilla, unos polvos… Sin embargo, los preparados de uso tópico también pueden llegar a nuestro torrente sanguíneo a través de heridas o de mucosas; y desde el torrente sanguíneo pueden llegar a la leche materna.

Betadine, solución de uso tópico generalmente usada para evitar la infección de heridas

Esto es así, por ejemplo, con las tinturas de yodo (solución de lugol) o la povidona yodada (más conocida como betadine). Es probable que nos parezca de lo más normal echarnos una de estas soluciones en una herida aunque estemos dando el pecho sin plantearnos siquiera que puede ser peligroso. ¡Pues cuidado! Precisamente el yodo es un elemento que sí es peligroso durante la lactancia materna. Fijaos lo que indican en e-lactancia sobre estas dos soluciones, que son de Riesgo Alto (3 sobre 4, poco seguro. Valorar cuidadosamente. Evitar o emplear una alternativa más segura).

Como veis ambas soluciones contienen una cantidad muy apreciable de yodo en solución. La tintura de yodo entre un 2 y un 7%, y el betadine (povidona yodada) hasta un 12%. Además de que el yodo se absorbe de forma muy eficaz por la piel inflamada, heridas o mucosas, y se encuentra en concentraciones muy grandes en plasma, todavía es peor en la leche materna. El índice de leche/plasma para el yodo es de 25, lo cual quiere decir que la concentración en la leche será 25 veces superior a la concentración que haya en la sangre. Como veis es una barbaridad, la concentración de yodo en la leche materna será realmente elevada, lo cual es peligroso. Y es peligroso porque el yodo afecta a la regulación hormonal. Esto es lo que pone:

Se ha demostrado elevación de los niveles de yodo, alteración de las pruebas neonatales de detección de hipotiroidismo e hipotiroidismo transitorio en lactantes de madres expuestas a povidona yodada. Conviene evitar su empleo en áreas de paritorio, quirófáno (cesáreas), en unidades de neonatología y lactantes y durante toda la lactancia.

Exponer al bebé a semejantes concentraciones de yodo puede provocarle un hipotiroidismo transitorio peligroso. Ya leí algo de esto también en Un regalo para toda la vida, de Carlos González, ese libro que os recomiendo siempre por activa y por pasiva y en el que esto queda más detallado.

Eso sí, como veis en la ficha de e-lactancia para ambas sustancias también indica:

La aplicación inadvertida ocasional, y más aún si es sobre piel sana, no reviste peligro y no precisa de ninguna analítica en el lactante.

Así que si os habéis echado un poquito de betadine durante la lactancia de forma ocasional, tampoco es preocupéis que no creo que pase nada. Se trata de no echarse más a partir de ahora, usar alternativas como la clorhexidina y no volver a usar el betadine.

¿Qué os parece? ¿Os habíais planteado que una solución de uso tópico pudiera ser peligrosa para el lactante durante la lactancia materna?

Un abrazo.