Aunque parece que el “problema” empieza a mejorar (lo pongo entre comillas porque el problema es para nosotros que inventamos los relojes, el bebé no tienen ningún problema en absoluto), hemos tenido noches muy duras desde que nació el monstruito. Hubo una particularmente dura, hace unos días, en la que estuvo despierta desde las 00:30 hasta las 7 de la mañana. No estaba nerviosa, ni irritable, ni le dolía nada… simplemente, parece ser, no tenía sueño. Solo quería estar despierta, mirando a su alrededor, interactuando a su manera y, por supuesto, en brazos de papá o de mamá. Nosotros no nos lo podíamos creer, ¿cómo puede un bebé de menos de un mes permanecer despierto durante casi 7 horas y tan pancho? Alucinante.
Pero así fue, y aunque ahora nos reímos bastante y tenemos una batallita de primerizos más que contar a nuestras visitas, en ese momento no nos reíamos tanto. Su padre la amenazaba en vano: “Como mañana te vea dormir durante el día te voy a despertar, no dejaré que eches ni una sola siesta” (por supuesto, al día siguiente durmió cuanto quiso sin que nadie perturbara su sueño angelical, “¡Es que duerme tan a gusto, pobre!”). Un par de días después tuvo una noche también bastante remugona, no tan dura como la de all night long pero sí que costaba redormirla después de cada toma de pecho, y a las 7 de la mañana exclamo yo muy contenta: “¡Mira, cariño, se ha dormido profundamente!” y su padre, con cara de enfado, me responde: “Normal, cómo no se va a dormir, son las 7 de la mañana, ¡esa es su hora!”.
Un bebé durmiendo a pierna suelta a plena luz del día. Fotografía procedente de Flickr, David, licencia CC-by-SA
Así que concluimos que tiene el sueño cambiado, es decir, que ahora mismo sus principales horas de sueño transcurren de día y la noche le sirve para experimentar. De hecho todo el mundo nos dice eso y luego añade: “Tenéis que cambiárselo vosotros, mantenedla despierta de día y así dormirá de noche”. Bueno, pues resulta que no, que eso no sirve para nada e incluso es contraproducente. Intentar mantener al bebé despierto de día cuando lo que tiene es muchísimo sueño solo sirve para irritarle (imaginad si a nosotros nos despertase alguien a las 2 de la madrugada, a las 3, a las 4… la mala leche que tendríamos al día siguiente), de modo que de noche seguirá despierto, pero mucho más cabreado. Así nos lo ha explicado la matrona del centro de salud: ahora mismo el ciclo de los bebés es anárquico, no tienen el instinto de día-noche, sino que lo adquieren a los 3 meses más o menos. Hasta entonces, cualquier intento que hagamos de girarle el sueño será perder el tiempo.
Me parece a mí que nos esperan muchas otras noches de juerga en los próximos meses. ¡Viva la anarquía!